Mi primer perro fue un cocker llamado Waki, un regalo de mis padres cuando tenía 3 años. A los 6 años, al ver un chihuahua en una película, me enamoré de la raza. Insistí tanto que mi sueño se hizo realidad en mi cumpleaños con Tobby, un chihuahua canela que marcó el inicio de mi amor por esta raza. Más adelante, utilicé el dinero de los aguinaldos de Navidad para comprar una hembra, Quina, que venía de uno de los mejores criadores de la época. Con solo 8 años, asistí al parto de la primera camada y me levantaba de noche para asegurarme de que todos los cachorros estaban bien. Aunque me habría quedado con todos, mi padre los regalaba. Durante esos años también desarrollé una obsesión por rescatar animales abandonados, desde perros y gatos hasta pájaros caídos de los nidos.

Desde entonces, he conseguido más de 20 campeonatos en España y otros títulos en Portugal, Luxemburgo y Gibraltar, además de criar perros que se han convertido en campeones en otros países. Mi primera participación en una Exposición Canina Mundial fue en 2015, en Milán, donde gané el título de Campeona del Mundo de Cachorros Chihuahua con Abby, mi compañera más especial. La relación con Abby es única, y el vínculo que compartimos es indescriptible. Con el tiempo, he obtenido otros títulos mundiales y europeos, no solo con mis chihuahuas, sino también con perros de diferentes razas.

En los últimos años, me he enamorado de razas como el Caniche Toy, el Pomerania y el Galgo Piccolo. Todas son razas pequeñas que me han cautivado por su carácter y la facilidad de convivencia con la familia.